Mi Historia de Procrastinación -Parte II

Por los mismos días en que visité al Dr. Ghazi Kaddouh en las instalaciones de bienestar de Harvard, también leía sobre procrastinación. Todo en mi cruzada por entender por qué era tan difícil sentarme a escribir los papers que tenía que entregar para terminar mi maestría.

Ya desde esa época Internet estaba lleno de respuestas sobre procrastinación. Pero hubo un resultado en particular que aún agradezco. Era la entrada de blog de un filósofo profesor de Stanford: John Perry. En ese texto Perry confiesa que es un procrastinador. Pero, en vez de darse palo, cuenta los beneficios que la procrastinación ha traído a su vida. Mientras procrastinaba, cuenta Perry, no solo preparó sus clases, calificó trabajos, cumplió con los tramites administrativos requeridos por la universidad y escribió capítulos de libros, sino que además jugó ping-pong con sus estudiantes y construyó una reputación de ser uno de los pocos profesores que de hecho pasaba tiempo con ellos.

El secreto de Perry consiste en entender los problemas asociados a la procrastinación, la lógica fundamental del procrastinador y poner esa lógica a trabajar a su favor.

¿Cuáles son los problemas del procrastinador? Que puede terminar siendo un inútil que no hace nada valioso con su tiempo.

¿Cuál es la lógica fundamental del procrastinador? El procrastinador necesita aplazar tareas urgentes.

¿Cómo poner esta lógica a trabajar a si favor? El procrastinador puede tener tantas tareas en su lista de cosas para hacer, de tal manera que puede aplazar lo urgente y, en vez de tajar sus lápices, mirar al infinito o ver televisión, se embarca en alguna otra tarea que trae beneficios a su vida.

Mirando de nuevo mi historia, me di cuenta de que soy una procrastinadora estructurada. Al menos, casi todo el tiempo. De hecho, es mientras he procrastinado que:

  • Postulé a Harvard para hacer una maestría

  • Aprendí a hacer videos

  • Abrí un canal de YouTube

  • Aprendí a tejer, restaurar muebles, coser, hablar francés (algo)

  • Aprendí fotografía y a tomar retratos, fotos de recién nacidos y de familia

  • Aprendí nuevas formas de enseñar y aprender con tecnología

  • Corrí tres carreras de 10 km. Con todo el entrenamiento asociado. (Esto para mi es un super logro)

  • Escribí esta entrada de blog

La lista podría seguir. Lo más importante, es que muchos procrastinadores vivimos una rara ambivalencia. Aplazamos cosas, pero también somos adictos al trabajo. Así, para personas como yo la procrastinación es lo que a veces nos protege de sumergirnos infinitamente en tareas que terminan alejándonos de nuestras familias, de nuestros amigos y de lo que realmente importa en nuestras vidas.

Tal vez entonces la procrastinación no sea tan mala. Si quieres saber más sobre el lado positivo de la procrastinación, puedes ver varios videos de los que tengo en mi canal. De hecho, el pasado viernes tuvimos un conversatorio en vivo sobre la procrastinación activa. Un concepto que apareció en el 2005 a raíz el trabajo empírico de algunos psicólogos y que ha cambiado la manera en que los investigadores se aproximan al tema.

¿Qué opinas tú de la procrastinación?

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